Refugios

Todos somos refugios para alguien y todos buscamos uno cuando lo necesitamos; cuando llueve, cuando hace frío, cuando se nos rompe el corazón en mil pedazos, cuando tenemos temores.

Somos vulnerables por más que intentemos demostrar que no lo somos; flaqueamos, dudamos, caemos.

Pero cuando encontramos un refugio que nos acoge recuperamos esa confianza, ese ímpetu que nos da la fuerza para continuar en pie y continuar luchando.

Y no me refiero a una estructura sólida de hormigón, es mucho más simple que eso. Una mirada, una caricia, una palmadita, un roce y, en el mejor de los casos, un fuerte abrazo que venga de alguien importante para nosotros.

Yo tengo varios refugios que hacen sentirme protegido de entornos hostiles. Y sí, entre ellos mi fotografía.

Pero hoy no voy a hablar de mí.  Quiero hablar de esta mini sesión de fotos en exteriores que es lo que me ha hecho pensar sobre lo que a veces necesitamos.

Imagina que…

Vas a una fiesta de antifaces en un sitio abandonado, eres el primer cliente y el barman tiene toda la atención para ti…

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Luego el barman sale de su atrincheramiento en la barra y te busca conversación como si fuese un cliente más, y te hace sonreír…

Y… ¡¡¡ZASCA!!!, os gustáis tanto que os convertís en vuestro propio refugio por esta noche… o más noches/días.

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A salvo

Muchas veces me he preguntado, en el caso de creyentes en algo más allá de nuestro plano, si los ángeles guardianes en quienes nos refugiamos también buscan refugios para protegerse.

¿Buscarán calor? ¿Buscarán soledad?…

Me pregunto incluso si alguno volará a su santuario particular, allí donde se mezcle la pureza de la naturaleza con el caos y el abandono para simplemente huir de todo…

Alguien especial

Y luego existe ese refugio especial, ese alguien con quien te encuentras a salvo del todo. 

Y se lo demuestras a piel desnuda, cuerpo a cuerpo, caricia a caricia.

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El refugio ideal

El mío particular sería uno con vistas al mar, y si me pongo exigente tiene que ser la Bahía de Santander. 

Pero tampoco está mal tener vistas con el verde cántabro que tanto nos caracteriza.

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Y tú, ya tienes tu refugio particular…?